
sólo el tiempo que envejece a su propio ritmo
En el oscuro silencio que me adormece
tus palabras se pierden, secas, huecas...
sólo acarician mi piel, en un eco dulce
Los significados desaparecen, olvidados al fin
arrancados de raíz, viejas herramientas inútiles
herrumbre apilada, senderos de polvo que acaricio
como un hombre ciego, dulce e intenso
¿es posible que en ti descubra que no importa no ser?
En la absurda inmovilidad del cuerpo vencido
me pierdo en tristes callejones
Amanece sobre tu cuerpo olvidado ya el sueño
Tu carne descubre mis deseos al fin
con su voces desnudas,
quebradas de alientos antiguos