domingo, 24 de enero de 2010

Una fina lluvia...

desganada, triste cae sobre este domingo que se acaba. El autobus los lleva a casa, los acerca a su gato, su perro o sencillamente su soledad de siempre. Tal vez sus nietos no pudieran estar hoy con ellos, tal vez no tengan familia, no lo sé, sólo los veo un instante a través de la ventana del autobus, no más, el semáforo se pone de nuevo en verde y ellos se van... nadie los espera, nadie los ha acompañado. O tal vez sí, a veces creemos que esta estrecha ventana a través de la que vemos la vida nos muestra toda la realidad, nos muestra cómo son las cosas... y no, no es así, no hacemos más que inventar, fantasear, imaginar vidas que no existen, vidas en las que nosotros, en algún momento, podríamos haber acabado. No es más que eso, esa estrecha ventana de fantasía.

miércoles, 13 de enero de 2010

...pasos perdidos sobre suelo de colores mojados...

Una cerveza y un vermut. La barra de un bar. La cerveza delante de una mujer joven, ante el vermut un hombre entrado en años, no viejo pero ya en esa estación de tránsito en que se es demasiado mayor para ser joven. No comparten miradas. Ella espera tal vez. Él la mira, la observa atentamente cuando levanta la vista de los dos libros que acaba de comprar poco antes de entrar en el bar. Está inquieta, nerviosa. O tal vez la inquietud habita en la mirada del hombre y no en su actitud. Empieza a rebuscar en su bolso y saca un teléfono móvil. Lee atentamente un mensaje. Se le escapa una lágrima, sólo una. Guarda el teléfono. El camarero le pregunta si quiere otra cerveza, ya ha acabado la que tenía ante sí. Ella, cordialmente, con una amplia sonrisa, le dice que no. Paga su consumición y se marcha, resuelta, decidida.
El hombre que la observa no entiende su cordialidad, su sonrisa, no concuerda con la única lágrima que se le ha escapado al leer el mensaje, ese mensaje que le ha decidido a no esperar más, a marcharse. El hombre también paga su consumición. También rechaza, cordialmente, la proposición del camarero de tomar un segundo vermut. El hombre se marcha, resuelto, decidido a la calle. En la calle llueve, una lluvia escasa que no hace necesario o al menos imprescindible el uso de un paraguas. El hombre piensa en la mujer joven del bar. Recuerda su lágrima y al final se pregunta si esa única lágrima no habría sido producto de su imaginación. Sigue caminando. Sin darse cuenta del gesto seca una única lágrima que escapa de su ojo izquierdo. De nuevo sus pasos se pierden sobre suelo de colores mojados.

sábado, 9 de enero de 2010

"Todo está iluminado, Jonathan Foer"

Etiquetamos, almacenamos nuestros recuerdos en bolsitas de plástico que clavamos en la pared, como mariposas pinchadas con un alfiler en una colección infantil. Creemos que eso nos hará seguir siendo quienes somos, que nos vinculará a nuestro pasado, a lo que fuimos. Y a veces, al mirar de nuevo nuestra colección de vivencias, la luz nos ciega, la fugacidad nos abruma.
Yo no quiero ser un recuerdo guardado en una bolsita, clavado en una pared cualquiera o metido en una caja de cartón... tal vez incluso para llevar...

Carta de Ajuste

Todo acaba... por fin hemos cerrado las navidades este año. Ya podemos volver a nuestra infelicidad habitual, a ser los de siempre, a fingir, pero como cada día, sin esfuerzos añadidos, sin excesos... La persiana ha bajado, las luces, las guirnaldas cuelgan como trofeos de una batalla que nunca quisimos ganar.