
Por fin descubrió la suprema libertad en la esclavitud total, en la sumisión más absoluta. Al no desear nada, al no tomar ninguna iniciativa, al no tener ningún pensamiento propio, nada quiere y nada hay que se le pueda negar.
Su única voluntad es la voluntad de obedecer y al obedecer encuentra la absoluta libertad de no desear. Y la total liberación de sus propios deseos, es decir, al final, la única libertad verdadera es liberarnos de nosotros mismos.