lunes, 4 de octubre de 2010

Rincones


Escapando de la sombra, siempre apresurado, siempre en perpetua ausencia, volcado por siempre en lo no vivido, en lo aún por inventar.
En ocasiones mi mirada se pasea certera por la frontera de su cuerpo en un intento arduo de poseerla, de conocer más allá de mi propia capacidad de discernir un único pensamiento suyo, un sentimiento vago o, tal vez, adivinar una sola palabra antes de que la pronuncie. Pero después de un tiempo la fiel rutina me rescata de nuevo y todo cae en el profundo olvido., suave y necesario barriéndome con la brisa oscura de un tiempo que ya no será y que nunca fue.



2 comentarios:

Dama Blanca dijo...

Me gusta la narrativa de este texto, pero no alcanzo a comprender como puedes iniciarlo con tanta fuerza y después caer en el profundo olvido. ¿Crees que el olvido es necesario? En tan breve espacio expresas muchos sentimientos, pero contradictorios entre sí. Quizá sea ese su encanto. En cualquier caso, felicidades.

Eduardo dijo...

vivimos en permanente búsqueda de la emoción, pero atados firmemente a la rutina, incluso a la rutina de no tener rutina...

Gracias por tu comentario