domingo, 2 de mayo de 2010

Miradas



su rostro parecía estar a punto de esbozar una sonrisa, pero en ningún momento su expresión cambio, y esa sonrisa que imaginé en su boca nunca llegó a aparecer del todo
la sonrisa no era más que una mueca de dolor, pero un dolor sordo, oculto... sólo su mirada desnuda el gesto de esa antigua herida

La tarde lluviosa, cielo gris. Los días no se deciden a abandonar totalmente al invierno. Y el tiempo, siempre el tiempo nos lleva, apresurados, hacia un futuro que a fuerza de vivirlo se agota, se deshilacha enganchado en cada esquina de nuestras vidas.
Una vez me perdí, sin saber, sin escuchar... sin ser. Pero tú, siempre tú, me cogiste de la mano y me miraste a los ojos, con esa mirada azul, siempre azul pero que no es azul... ¿por qué para mí tus ojos grises siempre serán azule? ¿por qué siempre deseo perderme en tu mirada?
Y así, sin ser quien quiero ser, en ti encuentro el abrazo que me devuelve al amor.

Lluvia fina sobre mi ciudad oculta.
Cansancio desnudo.
Besos crueles, tardíos, boreales...
Tristeza humilde de pequeñas decepciones, mundanas, repetidas, de firmeza incansable

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