lunes, 7 de mayo de 2007

Gris

Sigue lloviendo... hace rato que me he levantado. He salido rápido de entre las sabanas y mantas. Bueno, mantas no, recuerda que nos compramos un edredón nórdico, tú decías que podríamos dormir desnudos en pleno invierno, abrazados. He ido descalzo hasta la cocina, para hacerme un cacao caliente, en microondas, leche caliente, calor rápido... Las baldosas frías me recuerdan a cada instante que voy descalzo. Mis pies están fríos... seguro que tú llevas mis zapatillas...
Me he acercado de nuevo al balcón... y he apartado los visillos que compramos en Canarias.. .aquellos que tanto te gustaban y yo detestaba porque me ocultaban la visión de la calle. Los he apartado como siempre hago... y sigue lloviendo. Esta lluvia gris, tan propia de esta ciudad, de esta ciudad que amo. Bueno, no, eso no es cierto. De esta ciudad que amaba cuando tú la odiabas... odiabas el frío del invierno, odiabas sus lluvias interminables... odiabas la humedad de sus veranos, sus calles tristes... decadentes decía yo. Odiabas tanto esta ciudad que yo amaba que acabaste odiándome a mí...
Nunca pensé que un día escaparías de esta ciudad, de mí... buscando el sol, el calor, las calles alegres, el viento cálido en la cara... y otro amor. Otra vida, en otro mundo...
Sigue lloviendo. Esa lluvia gris tan propia de esta ciudad que odio. Y más que nunca en domingo. Sí, ahora veo mis zapatillas. Al lado del balcón. Donde las dejé ayer... sé que añoran tus pies, que ya no se acostumbran a mi piel, que te necesitan, ¿cómo puedo explicarles que ya no volverás?
Esta lluvia gris...

No hay comentarios: