jueves, 17 de mayo de 2007

Identidad

No podía dejar de observar sus ojos, intentaba penetrar en su mirada. Llevaba un libro que leía con extremada atención. En algún momento levantaba la vista del libro y meditaba, tal vez en algún pasaje del libro, tal vez en algún recuerdo atraído por las palabras de la historia. En algún momento de mi observación me di cuenta que algo había cambiado en su mirada, había algo diferente. ¿Es posible que la lectura hubiera conjurado algo que había oculto en su interior? Al volver a levantar la vista del libro, su expresión era ligeramente distinta. Algo había cambiado en su rostro. Poco después se levantó, guardó el libro y bajó del tren un par de paradas antes de la mía.
Me quedé solo, era una hora un poco intempestiva y ya casi no quedaba nadie en el tren. Ahora me sentía más solo que antes, había asistido a una metamorfosis que no entendía, de la que no llegaba a entender completamente su significado. En ese momento pensé en mí, ¿alguien me habría sorprendido en ese momento crucial en el cual lo que ya no somos es conjurado de nuevo, vuelve a tomar posesión de nuestro cuerpo? Yo, como todo el mundo, pienso que he cambiado, que en algunas cosas soy mejor, que ya no soy el de antes... pero me pregunto si tal vez sencillamente no he hecho otra cosa que esconderme en mi interior, y que sólo una mirada ajena es capaz de descubrir mi ser oculto en esos momentos en que ya no soy yo, sólo soy quien fui.

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