jueves, 3 de mayo de 2007

Nati


... estaba encerrado en su caja de muerto, su blanco cajón para su negra piel...
sus muertos ojos ya no me miraban, ya no me observarían nunca más en el baño, ya no me seguirían en mis paseos por la pequeña cocina, mientras sus ahora muertas manos, entonces vivas pero ancianas, cogían aquella taza, su taza... sus muertas manos... ¿cuándo dejaron de acariciarme? ¿cuándo dejaron de recorrer mi cuerpo, cuerpo que cada vez es menos mío y más de la muerte que ahora se lo lleva a él?
su cuerpo inmóvil, sus manos quietas, sus ojos ciegos, sus órganos inútiles...
Pero vosotros que estáis ante mí, que sí me miráis, con esa mirada triste, compasiva, con el llanto fingido, vosotros no sabéis nada... nada...
Porque me gustaría decir que yo lo maté, que fui yo.
Cuando sus manos me abandonaron, cuando su cuerpo dejó de ser mío, su pensamiento se alejaba, la enfermedad lo carcomía, pudriéndolo a mi lado, yo lo mataba día a día...
Deseaba matarlo, deseaba dejarlo morir, deseaba... ¿qué deseaba? deseaba volverlo a amar...
Por eso lo maté, día a día, minuto a minuto... porque quería amarlo de nuevo
Una vez se lo dije... 'Por tu amor sería capaz de matar....'

No hay comentarios: